lunes, junio 08, 2015

ENTRENAMIENTO Y ACTIVIDADES HABITUALES


Las características del programa de entrenamiento (intensidad, frecuencia, duración, modo de ejercicio) son manipuladas por los técnicos. Por lo tanto, los estímulos de entrenamiento dependen de cómo se organizan los regímenes de actividad. Es difícil de caracterizar al entrenamiento de los jugadores de fútbol a la luz del principio de que el entrenamiento debería ser específico a los requisitos del juego. Sin embargo, el mismo podría clasificarse tal se muestra en la Figura 4, la cual proporciona la distribución del tiempo de estos componentes, en una investigación de fútbol de la Liga inglesa (33).
En la Tabla 2 (ver anteriormente) se indicaba la intensidad de entrenamiento reflejada por la frecuencia cardiaca media. Esta tabla muestra que los jugadores están preparados para resistir un mayor estrés fisiológico durante los partidos. Las evaluaciones de campo son considerablemente poco confiables en jugadores de fútbol (36), a menos que se incorporen aspectos semejantes a la actividad en el juego.
El entrenamiento de la flexibilidad también es importante para el fútbol. Ekstrand (14) demostró que la rigidez muscular era una característica de los jugadores de fútbol, particularmente en los grupos musculares isquiotibiales y abductores. En un estudio prospectivo que empleaba entrenamiento de la flexibilidad, se observó que la incidencia de lesiones fue menor en una muestra experimental de jugadores (que practicaban entrenamiento de flexibilidad).
Se debe enfatizar la necesidad de mantener un balance entre los componentes integrales de un programa de entrenamiento. El entrenamiento en la pretemporada tiende a remarcar los estímulos aeróbicos los cuales podrían interferir con la fuerza muscular (42, 43). Durante la temporada competitiva la capacidad aeróbica tiende a estabilizarse mientras que los niveles de fuerza muscular crecen hasta alcanzar el nivel óptimo. Una de las consecuencias de la disminución en la fuerza muscular al comienzo de la temporada es que los jugadores pueden volverse más vulnerables a las lesiones. Los futbolistas con mayores niveles de fuerza al comienzo de la temporada fueron capaces de permanecer sin lesiones a lo largo de la misma, comparados con jugadores con menores niveles de fuerza (43, 44).

Figura 4. Distribución del tiempo de entrenamiento para equipos de la Liga Inglesa. Los valores son en porcentaje del tiempo total de entrenamiento.

Figura 5. Gasto calórico diario (en MJ/día) de jugadores profesionales de fútbol, de acuerdo a los días de la semana (de Reilly y Thomas (43).
Normalmente, los jugadores de fútbol compiten cada fin de semana y este esquema les permite una preparación gradual hasta lograr un pico en la carga de entrenamiento a mitad de semana y un tapering-off para el siguiente partido. Esto está ilustrado por las tendencias en los gastos calóricos diarios a lo largo de la semana (Figura 5). Este patrón es un resguardo contra el sobreentrenamiento y contra la reducción de los niveles de glucógeno muscular antes del partido. Sin embargo, no es posible utilizar este modelo cuando los jugadores tienen calendarios competitivos más desorganizados, incluyendo partidos extras a mitad de semana. En tales circunstancias, sólo se podrán incluir algunos componentes de los estímulos de entrenamiento fisiológico entre los partidos, y los encuentros en sí brindarán el principal estímulo fisiológico.
Las oscilaciones en el gasto energético durante una semana normal tienen implicancias en la forma en que los futbolistas organizan sus dietas. En general, éstas tienden a ser imperfectas, tanto en términos de la ingesta calórica total como de la distribución de macronutrientes (20). Sin embargo existen excepciones: el ejemplo en la Tabla 5 se acerca, en muchos aspectos, a las distribuciones recomendadas para jugadores de fútbol de alto nivel (19, 59). Estas incluyen proporciones de 10-12 % de proteínas, 25 % de grasas, y 65-70 % de carbohidratos, en comparación con los porcentajes respectivos de 12, 42, y 46 % observados en la población general. Los estudios de campo en los cuales se han suministrado suplementos nutricionales a jugadores de fútbol han probado que éstos son beneficiosos tanto para el rendimiento en el entrenamiento (26), como para la resíntesis del glucógeno muscular luego de la competencia (22).

Tabla 5. Ingesta diaria de un jugador de fútbol internacional expresada en porcentajes de macronutrientes para cada día de la ingesta.

RENDIMIENTO MUSCULAR

Como en el fútbol es importante la capacidad de resistir altas intensidades, entre los jugadores de nivel se observa una tendencia hacia una elevada capacidad aeróbica (28, 32, 45). La importancia de una buena capacidad aeróbica fue demostrada por Apor (3) quien reportó que los valores medios del VO2 de los equipos de alto nivel de la Liga húngara estaban inversamente relacionados con su posiciónen la Liga; se observó que el equipo con mayor puntaje tenía los valores más altos de VO2 max. Si bien el VO2 max. no es necesariamente un factor limitante del rendimiento en fútbol, los altos valores reportados en la literatura (45), resaltan la contribución aeróbica al juego. Esto se enfatiza aún más cuando se examinan las características fisiológicas de muestras musculares extraídas de jugadores de fútbol.
Las actividades mitocondriales de las enzimas oxidativas medidas en biopsias musculares de jugadores daneses, extraídas en el momento de mayor entrenamiento, fueron características de atletas de resistencia (5). Similares resultados se obtuvieron con jugadores finlandeses (53) y japoneses (49). Smaros (53) reportó que la deplección de la reserva glucogénica ocurría principalmente en las fibras lentas, reflejando la característica aeróbica del juego. Se debería remarcar que la distribución de las fibras musculares tiende a ser mixta y muestra un gran rango de variación dentro de un equipo (20). La distribución podría reflejar los roles posicionales de juego dentro del equipo y las características histoquímicas podrían reflejar las etapas de entrenamiento.
El entrenamiento físico puede afectar las propiedades funcionales de los grupos musculares comprometidos con las habilidades de juego, aunque no siempre es así. Se observó que la distancia de un saque lateral estaba relacionada con la fuerza de “pull-over” y la fuerza de flexión del tronco (55). En esta instancia, el entrenamiento con un balón medicinal mejoró la fuerza, pero sin un incremento correspondiente en la distancia del saque lateral. Opuesto a esto, se reportó que un programa de entrenamiento de fuerza para distintos músculos de la pierna (11) mejoraba tanto la fuerza muscular como la distancia a la cual jugadores belgas fueron capaces de patear una pelota. En este caso, el programa especial de entrenamiento de sobrecarga fue superpuesto al programa normal de entrenamiento. De Proft y cols. (12) observaron que jugadores de fútbol que remataban una pelota mucho más lejos, comparado con no futbolistas, mostraban una menor actividad muscular general (en base a análisis de electromiogramas) pero una mayor actividad antagonista. Esto se atribuye a acciones concéntricas del cuadriceps y a una actividad excéntrica de los isquiotibiales. Este patrón fue posteriormente confirmado por McCrudden y Reilly (25), quienes también reportaron que la potencia anaeróbica máxima del cuadriceps estaba relacionada con la distancia del remate. Cabri y cols. (8) reportaron correlaciones significativas entre el rendimiento del remate y el torque máximo en movimientos isoquinéticos excéntricos (flexión de la rodilla y extensión de la cadera) y concéntricos (extensión de la rodilla y flexión de la cadera). No siempre se observan estas correlaciones en el rendimiento de los futbolistas cuando se mide la velocidad de la pelota, enfatizando el rol esencial de la técnica de remate (1). Existen datos que indican que la asimetría en la fuerza muscular puede predisponer a las lesiones. Esto puede referirse a diferencias entre las extremidades izquierda y derecha, y a isquiotibiales débiles, reflejado por la proporción isquiotibiales/ cuádriceps. Los datos reportados por Fowler y Reilly (15) sugieren que lo más importante sería prestar atención a este último hecho. En todos los jugadores lesionados se observaron isquiotibiales relativamente débiles, mientras que la extremidad lesionada no era significativamente el lado más débil. Los isquiotibiales funcionan de manera excéntrica en las acciones de remate (12, 25) y en la desaceleración en el juego general y deben ser suficientemente fuertes para estos propósitos funcionales La proporción isquiotibiales/ cuadriceps se incrementa con el aumento de la velocidad angular y esto debería tenerse en cuenta cuando se evalúa a los jugadores de fútbol a través de aparatos isoquinéticos.

Thomas Reilly

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